Hoy presentíamos que sería un día muy especial en las costas de Itapirubá; no me equivoqué. Llegamos a la rompiente de la punta más alejada de la playa en la tardes y colocamos la red con ayuda de nuestro amigo Lenon; un pescador local de nuestra edad que ha hecho mucha química con todo el grupo. Así que Matías, Gustavo y Lenon entraron en el bote hasta la rompiente a colocar la red. Los demás integrante –Bruno y yo- esperábamos en la punta de la bahía ayudando al padre de Lenon de nombre Ademir a recolectar mejillones para su tienda de venta de peces.
El grito de gloria llegó a las 20:20 cuando todos andábamos adentro del mar rodeando a la tortuga que bautizamos con el nombre de Catalina, en memoria a nuestra linda compañera que tuvo que retornar a Argentina de manera repentina. Para mi fue increíble estar capturando a la noche, una expeciancia nueva y sin duda adrenalinica. Luego caminamos por la montaña con una linterna a manivela que Gus llevó para emergencias, felices llenos de adrenalina y en el fondo agotado por el esfuerzo que nos costó capturarla. Nada se compara con las caras de asombro del publico del bar bangaló que observaban y preguntaban como niños que ven un juguete nuevo a nuestra primera tortuga del verano en Itapirubá: Catalina. Que para muchos fue la primera.
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